Después de un tiempo de inseguridad de todos nosotros, al fin Micaela dejó los pañales. Todavía nos quedó un paquete sin abrir que serán para Santiago.
Todo este tiempo acompañamos a Mica con reconocimientos y aplausos por cada vez que pedía ir al baño. Cada uno de esos eventos era y es una fiesta para todos, y las pocas veces que no llegó recibió consuelo en vez de reproches. De esa forma adquirió confianza y seguridad.
Ahora entramos en otra etapa, la de independencia y actitud desafiente. Todo un reto para nosotros. Ya veremos como la terminamos.