viernes, 11 de febrero de 2011

Guerra de dos mundos

En un mundo armonioso, lleno de paz y alegría, vivía una joven pareja que disfrutaba cada día y miraban con esperanza hacia el futuro. Hasta que llego a ese mundo una personita que aumentó la alegría de esta feliz pareja.
Esta pareja le brindó a la recién llegada mucho amor, cuidado y protección. Y también le enseñaban las reglas que regían este mundo. Todo fue muy bien recibido... bueno, casi todo.
Las reglas comenzaron a cuestionarse, probarse, y en lo posible romperse, y sin darse cuenta, esta pareja se vio envuelta en una guerra de dos mundos: el mundo de los padres contra el mundo de los hijos.

Al poco tiempo de que Mica cumpliera el añito, comenzamos a ver una rebeldía en ella. Desafiaba todo y en algunos casos quería comprobar si éramos capaces de cumplir con los castigos prometidos... y lo comprobaba.
Así estuvimos por varios meses, teniendo episodios de berrinches, tiradas al piso, caprichos y similares hasta que al fin logramos ponernos de acuerdo.

Cuando llegó Noah, creímos que iba a ser más fácil la tarea... teníamos una aliada que conocía las reglas de la casa y las enseñaba también. Pero no, porque este segundo vino con más fuerza. No solo rompía las reglas, sino que lo anunciaba con orgullo. Los castigos que funcionaron con Mica no fueron tan eficaces con él.

Creo que ya estamos terminando con este ciclo de enfrentamientos, y avizoro un tiempo de remanso donde habrá paz entre estos dos mundos.

Yo me preguntaba porque nuestros hijos nos desafiaban tanto, sabiendo cual era el castigo que les esperaba. Luego entendí que ellos necesitaban probar los límites, para ver si eran seguros, para ver si nosotros sus padres somos seguros y dignos de su confianza, porque ellos quieren confiar en nosotros. Y ahora lo hacen.

Un día Mica había hecho algo malo y tuve que castigarle. Para asegurarme que entendiera que la sanción era por algo específico que hizo le pregunté: "¿sabes porque te castigué?" y su respuesta me dejó sin palabras, me dijo "sí, porque me querés mucho y querés que sea una buena hija".

Que mis hijos entiendan que todos los límites que les ponemos son una muestra más de nuestro amor es un gran logro para nosotros sus padres.

Después les cuento como sigue esta historia....