lunes, 9 de abril de 2007

Que duro es ser padre!!

Hoy Gabi tuvo que ir a una consulta médica, y fue mi primer día solo con mis hijos. Al inicio de la jornada (17:30) me propuse hacer estas tareas: preparar la merienda a Micaela, jugar con ella, darle la mamadera a Santiago, cambiarle los pañales, lavar los platos, limpiar la cocina, leer algún libro y tomar unos mates.
Yo se perfectamente que el trabajo de una madre en la casa es tanto o más pesado que el trabajo del padre fuera de la casa y decidí comprobarlo.
Arranque la odisea con la merienda de Micaela y la primer mamadera de Santiago. Ya con eso, me di cuenta de que la tarde iba a ser larga. En la mitad de la mamadera, a Mica se le ocurre ir al baño. Así que mientras Santiago gritaba como loco, por interrumpir su merienda, yo corría (también como loco) al baño antes de que ocurriera una desgracia.
Después de que los dos tomaron sus respectivas leches, empecé a lavar los platos, mientras preparaba el mate. Aquí Micaela me ayudó bastante, yo estaba bastante perdido en ese terreno ajeno a mi, y ella me indicaba donde debía guardar cada cosa.
Después de lavar todo y preparar el mate, busqué un libro y me dispuse a leer, pero fue entonces cuando empezó la segunda maratón. Santiago empezó a llorar a los gritos por más mamadera.
Mientras calentaba la leche, le cambie los pañales a mi pobre hijo, y, para que mi día estuviera completo, Santiago se encargó de llenar ese pañal con todo lo que tenia.
Después de que Santiago quedó limpio, fresco y satisfecho por su segunda mamadera, me senté a jugar un poco con Micaela, ya que me lo reclamaba desde que se levantó de su siesta.
Pasada una media hora, y con el objeto de cumplir mis tareas auto asignadas, me levanté para seguir con la lista. Me quedaba la lectura y los mates por un lado, y la cocina por otro. Mientras debatía conmigo mismo tratando de decidir, el llanto desaforado de Santiago me hizo entrar en una tercera carrera alocada.
Es increíble como llora ese chico cuando tiene un poquitito de hambre!!. En fin, otra vez a correr para preparar la mamadera.
Eran ya las 9:00 de la noche cuando yo empecé a darle la tercer mamadera a Santiago. En ese momento llega Gabi, y cuando la vi sentí un gran alivio y muchas ganas de contarle todo lo que hice en esas 3 horas y media que estuve solo con mis hijos.
La tarea de una madre no es sencilla, y hoy lo confirmé una vez más.
En cuanto al libro, así como lo saqué, lo guardé, pero al menos me tomé los mates junto con Gabi, y la cocina..... bueno, otro día la lavaré.

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