sábado, 10 de marzo de 2007

El gran día


El reloj sonó a las 6:30 de la mañana. Después de varios días de lluvia hoy parecía ser un día agradable ( y realmente lo fue).
La típica frase de película 'querido, ya es hora', con la escena siguiente donde todos corren alocados no fue nuestro caso. El bolso del bebé y el nuestro ya estaban listos desde hace una semana, anoche ya habíamos dejado nuestra ropa preparada, así que con mucha calma nos alistamos y ya a las 7:30 estábamos en camino para la clínica.
El parto se programó para las 13:00 y la espera trascurrió con mucha tranquilidad... hasta que apareció el enfermero con la camilla.
Desde ese momento, a pesar de saber de que Gabi estaba en muy buenas manos y de que Dios estaba al control de toda la situación, no pude dejar de sentirme un poco nervioso.
Por varios minutos estuve solo en la habitación esperando, con mucha expectativa y ansiedad. En un momento sentí los pasos de una enfermera que se acercaba a mi puerta y la escuche preguntar '¿aquí está el padre de este bebe?'. En ese momento se me dio vuelta el corazón, y ni hablar cuando esa enfermera entró por la puerta con mi bebé en brazos.
Que hermosura de niño!!!!
Nació a las 13:45, con 3.850 g y midió 42 cm. Durmió toda la tarde y se despertaba solo para comer. Cuando estaba en la panza no dejaba de dar patadas y de moverse, pero ahora que salió esta muy tranquilo.
Por la tarde llegó Micaela y los abuelos para conocerlos y nuestra intriga era como lo iba a tomar Mica. Para alivio de todos, ella recibió al hermanito con mucha alegría. Su carita se iluminaba cada vez que lo veía en su cunita, y lo más importante, entendió muy bien de que se trataba del bebé que estaba en la panza de la madre y que ahora formaba parte de la familia.
Llegó la noche, se fueron las visitas y nos quedamos solos, Gabi, Noah y yo. La alegría y gratitud a Dios que tenemos es inexplicable. Ahora empezó una nueva etapa y esperamos cumplirla con responsabilidad y sabiduría.
Querido hijo... bienvenido a la familia.

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